7 p.m. Acabo de llegar de una espantosa experiencia de culpabilidad, típica de Solterona de clase media en el supermercado, cuando hacía cola de pie en la caja, al lado de adultos funcionales con hijos, que compraban judías, palitos de pescado, sopa de letras, etc., cuando yo tenía lo siguiente en mi carrito:
20 cabezas de ajo
1 tarro de paté de oca
1 botella de Grand Marnier
8 filetes de atún
36 naranjas
2 litros de crema de leche
4 barritas de vainilla a 1,39 libras cada unaTengo que empezar los preparativos esta noche, ya que mañana trabajo.
8 p.m. Ugh, no tengo ganas de cocinar. Especialmente de tener que vérmelas con la grotesca bolsa de huesos de pollo: absolutamente repugnante.
10 p.m. Ahora tengo los huesos de pollo en la olla. El problema es que Marco dice que se supone que tengo que atar el puerro y el apio juntos con una cuerda para favorecer el aroma y la única cuerda que tengo es azul. Oh, bueno, espero que sirva igualmente.
11 p.m. Dios mío, me ha costado muchísimo preparar el caldo, pero habrá valido la pena ya que saldrán más de 9 litros, en forma de cubitos y sólo me habrá costado 1,70 libras. Mmm, el confit de naranja también será delicioso. ahora todo lo que tengo que hacer es cortar finitas treinta y seis naranjas y rallar las pieles. No creo que me lleve demasiado tiempo.
1 a.m. Demasiado cansada para seguir despierta, pero el caldo tiene que hervir dos horas más y las naranjas necesitan otra hora de horno. Ya lo sé. Dejaré el caldo a fuego muy muy lento durante toda la noche y las naranjas también a la temperatura mínima del horno, y así se quedarán blanditas como una compota.
9.30 a.m. Acabo de destapar la olla. Los esperados 9 litros de caldo explosivamente sabroso se han convertido en huesos de pollo chamuscados cubiertos de gelatina. Sin embargo, el confit de naranja tiene un aspecto estupendo, como en la fotografía pero un poco más oscuro.
El diario de Bridget Jones, de Helen Fielding.