Mi padre, gran amante de la montaña, me había prestado un hornillo, una cazuela, un juego de cubiertos y demás cacharros. La cena me tocaba hacerla a mí. El menú era donburi de anguila y huevo que te dejará patidifuso. Un plato fácil de preparar. Primero, pones a hervir el agua de una botella de plástico y le añades arroz. El arroz tiene que cocer unos diez minutos. Mientras tanto, dejas en remojo lampaza cortado en tiras finas. Troceas la cebolleta y abres un paquete de anguila precocinada. Metes el lampazo en el fondo de la cazuela y añades agua y salsa. Lo pones al fuego y, cuando hierve, añades la anguila y la cebolleta, y lo dejas cocer. Echas por encima huevo batido, lo tapas y lo dejas un rato para que se cueza al vapor. Después, lo echas por encima del arroz servido en boles y ¡listo! Si lo acompañas de un misoshiru instantáneo de Nagatanien, tienes una comida de un solo plato magnífica.
Un grito de amor desde el centro del mundo, de Kyoichi Katayama.